Lecciones que hemos aprendido en el peor año para la educación
Publicado el 25 de Septiembre de 2021 | Conocimiento

Con la irrupción de la covid-19 se han tenido que implementar numerosas medidas en las aulas para tratar de controlar los contagios.
En primer lugar, se comenzó por confinar a la población en sus viviendas, lo que impuso una educación online improvisada tras la cual nos preguntamos durante meses cuándo volveríamos a las aulas.
Cuando esto ocurrió, lo hicimos con mascarillas, abriendo las ventanas, con nuevos protocolos de actuación en caso de tener un caso sospechoso, menos alumnos por aula y nuevas incorporaciones entre los docentes paras las que se eliminó el requisito del máster para dar clases.
Estamos a punto de comenzar el curso 2021-2022, por lo que es un buen momento para analizar lo obtenido durante el curso anterior en el que hemos vivido tantos cambios.
El confinamiento ha demostrado la importancia de la escuela presencial. Antes de la pandemia había firmes defensores de la educación virtual y a distancia. Sin embargo, la crisis ha dejado claro que estos espacios de aprendizaje, socialización y apoyo emocional desempeñan un papel clave en la sociedad.
Además, muchos padres han comenzado a valorar el trabajo de los docentes. Hay una gran diferencia entre querer enseñar y estar capacitado para apoyar efectivamente el proceso de aprendizaje de un estudiante. La pedagogía es una disciplina más compleja de lo que se percibe desde fuera.
Por otro lado, y a pesar de que en España, según el Instituto Nacional de Estadística, el 95,4 % de hogares españoles tienen acceso a internet, muchos alumnos, especialmente los más desfavorecidos, no han podido continuar con el aprendizaje curricular.
De hecho, no todos los hogares cuentan con ordenadores adecuados y muchos tienen un único ordenador para toda la familia que han tenido que compartir para teletrabajar y estudiar.
La atípica reincorporación de las aulas también nos ha hecho incorporar nuevas fórmulas pedagógicas.
Tal es el caso del trabajo por proyectos o la codocencia, que implica la presencia de dos o más profesores enseñando a la vez al mismo grupo.
También se han tenido que mezclar asignaturas, fusionando en una misma clase dos o tres materias. Algo que hasta ahora se usaba tan sólo en grupos de diversificación, pero que el pasado curso se ha extendido a más de 50.000 estudiantes de clases ordinarias de centros públicos a lo largo de Valencia, Galicia, Aragón, Baleares y Cantabria.
Dar castellano y valenciano en la misma aula, permite, por ejemplo, apreciar que la estructura de ambas lenguas es similar y hacer énfasis en sus diferencias.
Las matemáticas se pueden combinar con biología y medir como crecen las raíces de semillas plantadas en recipientes transparentes, elaborar gráficos con su desarrollo y comparar la evolución si las plantas se dejan al sol o a oscuras.
Se trata de obtener una formación de matemáticas básica, correspondiente al nivel de los alumnos, pero aplicada y los resultados han sido tan positivos que la nueva ley educativa contempla permitir la posibilidad de elegir esta opción de forma general durante los tres primeros años de secundaria.
Por Lucía García
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