La mano invisible
Publicado el 28 de Septiembre de 2021 | Economía

El economista escoces del S XVIII Adam Smith, ha pasado a la historia como el “padre” de la ciencia económica moderna. Su obra más conocida, publicada en 1776 tiene un largo título: “Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, aunque es conocida por muchos simplemente por “la riqueza de las naciones”.
Smith es un firme defensor del liberalismo económico y de la no intervención del sector público en la economía. Sostiene que la libre competencia es la mejor manera de que la economía funcione, alegando que la intervención pública solo generaría distorsiones. Evidentemente el sistema de mercado tiene sus problemas, pero Adam Smith decía que las leyes del mercado generarían soluciones gracias a lo que llamó “mano invisible” del sistema. A pesar de que fue un defensor de la no intervención de los gobiernos en los mercados, sí creía que debía existir un Estado, pero solo ocupado en tareas como la defensa o la justicia. La idea de la “mano invisible” es pues solo una metáfora sobre la capacidad de autorregulación que para Smith tendría el libre mercado por sí mismo.
Aunque la mano invisible es desarrolla en “la riqueza de las naciones”, realmente el término aparece ya en su obra anterior “Teoría de los Sentimientos Morales”, publicada en el año 1759. Para Smith, el ser humano buscaría de modo egoísta su propio interés en los mercados, pero sería precisamente ese “egoísmo” lo que ayudaría a su equilibrio.
Uno de los párrafos más reproducidos de su obra que sintetiza muy bien la idea de esta “mano invisible” es el que dice “… no es de la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero del que obtendremos nuestra cena, sino de su relación con su propio interés…”. Lo que nos viene a decir Adam Smith es que no es malo que cada persona busque su propio beneficio individual ya que en un libre mercado el efecto combinado de que todos lo hagan beneficia al conjunto.
Sin embargo, para otros muchos economistas, la “mano invisible” no funcionaría de modo tan perfecto; incluso el propio Adam Smith reconoció que a veces no funcionaba poniendo el ejemplo de los bienes comunales. Decía que, si ciertos recursos comunes son explotados de modo individual por algunos, se perjudicaría al resto, cosa que hoy podemos ver también en las consecuencias medioambientales de algunas decisiones económicas.
Evidentemente el sistema, de economía de mercado tiene sus “fallos” que la “mano invisible” no consigue reparar; distribuciones desiguales de la renta, abusos dominantes de algunas empresas o la existencia de algunos bienes “no rentables” que de no producirlos el sector público no los tendríamos. Todos estos fallos del sistema de economía de mercado justificarían la mayor o menor intervención del estado con lo que en la práctica, todos los países que dicen tener economías de mercado en realizad lo que tienen son sistemas mixtos. Establecimientos de impuestos, leyes de salario mínimo, regulación pública de algunos …. las intervenciones son muchas transformando la idea de la mano “invisible” de Smith por otra mucho más visible como es la del propio Estado.
Por José Ángel Navarro Martínez
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