Sobreexigencia y resiliencia en las aulas
Publicado el 11 de Noviembre de 2025 | Conocimiento
Últimamente la cultura de éxito inunda algunos canales de YouTube y otras redes sociales a las que acceden los estudiantes, en ocasiones, a diario. Esta cultura, según se entienda, puede derivar en espacios más competitivos y menos cooperativos. Por eso a veces es importante preguntarse, ¿qué ambiente se respira en clase? ¿Es un entorno distendido o, por el contrario, está cargado de sobreexigencia?
La creciente competitividad entre estudiantes puede hacer que las notas se perciban como el único indicador de éxito… y un entorno académico que promueve altas calificaciones sin considerar las capacidades individuales puede llegar a ser problemático. Este factor se puede sumar a las altas expectativas de los padres, a las comparaciones con otros compañeros o a la presión en clase, lo cual puede generar estrés, baja autoestima y bajo rendimiento académico. Las consecuencias en el alumnado van desde la ansiedad hasta la desmotivación y pérdida de interés en la escuela.
Para abordar este problema es importante que docentes y familias favorezcan un ambiente de apoyo, valoren el esfuerzo por encima de las calificaciones y se comuniquen abiertamente para ayudar al alumnado. ¿Qué se puede hacer para ayudar a los estudiantes a gestionar sus emociones? Una de las propuestas es fomentar la resiliencia: promover una "cultura del error" donde los fallos se vean como oportunidades de aprendizaje.
La resiliencia es la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias y desafíos, y de recuperarse frente a la adversidad. Implica una serie de habilidades y actitudes que permiten enfrentar y superar situaciones difíciles. En el contexto educativo, alentar la resiliencia entre el alumnado es de gran importancia para su éxito académico y bienestar emocional. Trabajar la resiliencia significa enseñarles a comprender, apoyar su autonomía y respaldar su gestión emocional. ¡Explora la importancia de la resiliencia en clase y proporciona estrategias prácticas para ejercitarla!
Aplicación en el aula
El papel del docente en este proceso se basa en proporcionar ideas o técnicas para crear un clima positivo. Algunas pautas que se pueden poner en prácticas son:
- Afrontar los fracasos o errores. Es importante recordar que cada persona tiene su propio ritmo y que hay que celebrar el esfuerzo y el progreso. Esto implica reconocer no solo los logros finales sino el camino recorrido y las experiencias. como oportunidades para aprender y crecer,
- Practicar con el alumnado la resolución de problemas. Empezando por el análisis para dividir cada cuestión en partes manejables, puedes guiar a los estudiantes en la elaboración de estrategias para abordar problemas. Al final de una actividad, anímales a evaluar los resultados de sus acciones para ajustar, si es necesario, sus pasos y presta atención a las expectativas para evitar la frustración e impulsa la perspectiva.
- Fomentar la autonomía y la toma de decisiones. La confianza en sí mismos y en sus propias capacidades será clave para manejar situaciones adversas. Hay que saber asignar responsabilidades adecuadas a su edad para impulsar la independencia y animarles a tomar decisiones y a reflexionar sobre sus consecuencias. Asimismo, es bueno ofrecer apoyo y guía cuando enfrentan decisiones difíciles, ayudándoles a considerar diferentes opciones y resultados.
Trabajar la resiliencia en educación mejora el rendimiento académico. Mantener el esfuerzo y la motivación a pesar de los obstáculos, manejar la incertidumbre o saber gestionar el estrés relacionado con los exámenes y las tareas serán herramientas necesarias para enfrentar además los retos adultos con confianza. ¿Has probado a servir como modelo de resiliencia para el alumnado y compartir tus experiencias personales?
Por Marta Seror
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