Quiero sol y vitamina D

Publicado el 10 de Febrero de 2020 | Sanidad

El frío y las pocas horas de sol no sólo nos han traído al coronavirus, sino que nos ha privado de las vitaminas y nutrientes que nos aporta la luz solar.

A pesar de ser España uno de los países con más horas de sol al año, llama la atención que un 45% de los españoles tengan déficit de vitamina D.

Es raro que no nos encontremos con un familiar, amigo o conocido que en su última analítica de revisión rutinaria médica, no le hayan salido los niveles bajos de Vitamina D. ¿Y esta moda ahora de pedir vitamina D a que viene?

Pues por que además de ser necesaria para absorber el calcio, para los músculos, el sistema inmunitario, las funciones cardiacas, el estado de ánimo y el metabolismo en general, se ha detectado una relación directa entre falta de Vitamina D y determinados procesos tumorales.

Entre el 20% y el 60% de los pacientes oncológicos presentan en el momento del diagnóstico insuficiencia de esta vitamina.

La vitamina D inhibe la proliferación de las células tumorales, la metástasis, elimina células cancerígenas, protege del daño oxidativo del ADN, mejora los resultados de la quimioterapia, disminuye sus efectos secundarios y disminuye los niveles de mortalidad en general. El déficit de esta vitamina hace más agresivo al tumor, hace que el paciente presente más dolor, mayor depresión y por tanto peor calidad de vida.

Aunque los valores recomendados de esta vitamina son diferentes según el laboratorio de referencia, lo importante es estar un poquito por encima de lo que consideran valores normales, que están en torno a 30-96 ng/ml.

¿Y cómo la conseguimos?. La vitamina D es un micronutriente que no se produce en el organismo por sí solo y que debemos incorporar desde el exterior a través de la piel por la exposición al sol, a través de la dieta y por complementos nutricionales.

No necesitamos más horas de luz solar, si estuviéramos en el norte de Noruega igual tendríamos que tomar cápsulas de vitamina D, pero en España no. Además, hay que recordar que el exceso de sol puede producir cáncer de piel y envejecimiento por lo que debemos usar protector solar, que no impide la absorción de vitamina D.

Podemos tener carencias de vitamina D si presentamos problemas de mala absorción o no la tomamos en la dieta, si los riñones y el hígado no son capaces de activarla o si se toman fármacos que interactúan con ella.

La leche materna es baja en vitamina D, por tanto, los bebés que se amamantan de pecho pueden tener bajos estos niveles si no se les da un suplemento, al igual que las personas mayores y de color que tienen más dificultad para producir vitamina D a través de la piel.

Los celíacos o pacientes con enfermedad de Crohn que tienen dificultad para absorber la grasa pueden presentar carencias, pues la vitamina necesita cierta cantidad de grasa para ser absorbida.

La osteoporosis, las enfermedades renales y hepáticas, los fármacos para el colesterol pueden llevar a disminuir nuestros niveles vitamínicos y ocasionarnos pérdidas óseas que conduzcan a roturas de huesos, dolores musculares, raquitismo en niños, diabetes, hipertensión, esclerosis múltiples y como ha dictaminado el estudio, cánceres.

Entre los alimentos con mayor cantidad de vitamina D están los huevos, el pescado azul, los quesos, los productos enriquecidos como la leche, cereales y zumos, aunque la forma más efectiva es la exposición solar, unos 15-20 minutos 3 o 4 días a la semana, y si somos de piel oscura el doble, eso sí, siempre con protección.

Pero ojo, tan malo es la carencia como la sobredosis pues puede conducir a náuseas, vómitos, estreñimiento, falta de apetito y debilidad. Dañar los riñones, aumentar el calcio en sangre y ocasionar desorientación, confusión y alteraciones cardiacas.

Así que vamos a aprovechar cada rayo de sol y con ellos todos sus beneficios.

Por Luisa Mostazo Rodriguez