¿Son necesarios los exámenes?
Publicado el 21 de Noviembre de 2019 | Conocimiento

Los exámenes siguen siendo la manera más común de evaluar el nivel de aprendizaje. Pero ¿son realmente necesarios? Si los alumnos no tuvieran que presentarse a estas pruebas, ¿dejarían de prestar atención en clase y estudiarían menos?
A favor de los exámenes
Los modelos educativos tradicionales incluyen pruebas escritas para medir y controlar lo que sabe el alumno. Estas pruebas ponen en evidencia el esfuerzo del estudiante y resultan una herramienta de evaluación especialmente útil para profesores con una gran carga de trabajo, como puede ser los que dirigen cursos con muchos alumnos.
Los exámenes mejoran la curva de aprendizaje. Retenemos mejor los conocimientos si hacemos un examen que si sólo estudiamos la materia. Esto es lo que se conoce como “Efecto test”
Desde el punto de vista del funcionamiento de la memoria humana, el esfuerzo que hay que hacer para recuperar la información estudiada genera las claves del recuerdo a largo plazo. Además, la información funciona como llave maestra permitiéndonos recordar no sólo las preguntas del examen, sino parte de la información relacionada con las mismas.
En contra de los exámenes
Los exámenes ponen en evidencia el esfuerzo del estudiante, pero si representan el único método de evaluación los alumnos se centrarán en aprender a aprobar exámenes en lugar de en aprender la asignatura.
Las notas nunca son totalmente objetivas, ni reflejan si el alumno progresa. El miedo a obtener una mala calificación hace que las pruebas escritas supongan una experiencia angustiosa para muchos de los alumnos que se enfrentan a ellas.
¿Hay alguna alternativa?
Hay estudiantes que ante los exámenes memorizan el temario, vuelcan los contenidos y los olvidan. Para evitar este efecto se pueden diseñar pruebas que no obliguen a memorizar, si no que sirvan para ver si el alumno puede resolver problemas, hablar en público, seleccionar la información importante de un texto o elaborar pensamientos propios.
Las aulas con pocos alumnos permiten a los profesores proponer un aprendizaje continuado. Así, estos docentes pueden trabajar en proyectos temáticos para tratar de que el máximo aprendizaje se base en la experiencia, pedir a los alumnos que escriban un diario con lo que aprenden de la materia a diario y realizar entre todos una evaluación sobre la clase.
Por Lucía García
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