El respeto a la figura del docente como prioridad
Publicado el 9 de Noviembre de 2021 | Conocimiento

Desde el estallido de la pandemia de Covid a nivel mundial a inicios de 2019,
Ya el último informe Global Teacher Status Index (GTSI) 2018, elaborado por la Fundación Varkey, una organización benéfica de educación global como un intento de medir el valor que un país otorgaba a los profesionales de la educación, se observó con preocupación como España estaba entre los diez países donde la figura del profesor o docente es menos respetada.
Estos resultados demuestran lo que muchos profesores vienen reclamando desde hace tiempo, la falta de respeto y de reconocimiento de su autoridad docente creciente en los últimos años, llegando a recibir amenazas por parte del alumnado o de sus familias en los peores casos. Una situación de indefensión que se suma a incrementos en la ratio de alumnos por clases y el horario lectivo debido a frecuentes recortes en personal y en profesionales de apoyo.
Otro problema de la profesión docente en España viene motivado por el envejecimiento. Con motivo de las crisis económicas sufridas en las últimas décadas las plazas de docentes han descendido, lo que ha causado que tengamos profesores de más de 50 años de media. Este envejecimiento del profesorado se debe a los recortes, a la supresión de la jubilación voluntaria e incentivada, a los límites en la tasa de reposición de las jubilaciones, así como a la destrucción de empleo.
Esto además se produce en una época en la que el papel del maestro en el aula ha cambiado drásticamente desde 2018 tras el estallido de la pandemia y que podría tratarse del salto más grande que ha experimentado la profesión docente en las últimas décadas.
Antes de 2019, muchos maestros usaban la tecnología como una herramienta de instrucción, pero no como una herramienta de aprendizaje virtual. Hoy nuestros docentes han aprendido en poco tiempo cómo usar la tecnología de formas en las que tal vez nunca las habían usado antes para enseñar, enfocándose además en las necesidades sociales y emocionales de sus estudiantes.
Por Manuel Caro
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