Cortina de humo
Publicado el 5 de Diciembre de 2022 | Sanidad

Como sabemos, fumar es malo, pero, y ¿vapear? Pues como todo en esta vida, lo bueno o malo será relativo en función de a quien le afecte o interese. Vapear es una imitación de fumar en la que inhalamos y exhalamos un aerosol en forma de vapor de diferentes sabores. Cuando el líquido que se encuentra en el interior del dispositivo, compuesto por agua, nicotina (no siempre, siendo en este caso igual o más perjudicial), dietilenglicol, nitrosaminas y otras sustancias químicas, más aromatizantes como el diacetil, que es un químico relacionado con una enfermedad pulmonar grave, además de metales pesados, como níquel, estaño y plomo, se calientan, y se produce la vaporización (vapeo).
A pesar de tener menos componentes químicos que el cigarrillo tradicional, son igual o más adictivos y perjudican a la salud bucodental desde el punto de vista de poder causar mayor número de infecciones debido a que la nicotina del vaper dificulta la producción de saliva y, por tanto, nos da una sequedad de boca que favorece el aumento de placa bacteriana, halitosis y llagas. Así mismo, la falta de nutrientes que no llegan a la mucosa, por alteración del sistema circulatorio, dificulta la cicatrización de las heridas.
Los sabores del vaper, además, tienen gran cantidad de azúcar y, en consecuencia, son muy cariogénicos. Por otro lado, la encía se ve dañada, sufriendo una retracción debido a que la nicotina disminuye el flujo sanguíneo y, como resultado, la mucosa bucal se queda menos irrigada y se produce una gingivitis o periodontitis, provocando dolor, inflamación, sangrado incluso pérdida dental.
Pero el daño de estos dispositivos va más allá de la zona por la que acceden a nuestro organismo, pues podemos pensar que como es vapor, entra y sale sin pena ni gloria afectando, solamente o como mucho, a la zona en contacto con el vapor, es decir, la boca y poco más, pero no es así. Los cigarrillos afectan de igual manera o más al cerebro, provocando alteraciones en los neurotransmisores, ansiedad, depresión, adicción y problemas mentales, o al corazón, provocando problemas cardiovasculares, por los cambios en la circulación sanguínea, los cuales pueden causar arterioesclerosis e infartos de miocardio, alteraciones pulmonares, como el enfisema pulmonar, bronquitis crónica, asma, o neumonía, sobre todo relacionados con los vaper con sabor a menta, el intestino puede sufrir cierta inflamación, manifestándose con alteraciones gastrointestinales, habiéndose demostrado que reducen la capacidad inmunológica de determinados órganos, aumentando así las posibilidades de infección y de enfisema pulmonar, bronquitis crónica y asma, pudiendo provocar un daño crónico y permanente a los pulmones, incluso cáncer.
Pero vamos más allá, el uso de estos “cigarrillos” pueden incluso provocar problemas de disfunción eréctil, como demuestra un estudio que indica que existe más del doble de probabilidades (2,4 veces más) de padecer esta patología en quienes fumaban cigarrillos electrónicos que en aquellos que no lo hacían.
Ya sabemos algunas de las consecuencias de estos dispositivos, ahora toca decidir si los seguimos usando, con qué frecuencia, con qué sabor y sobre todo si en un “sí quiero” saber las consecuencias que puede tener para nuestro organismo y tratar de estar alerta para detectarlas y poder poner remedio si aparecen.
Aplicación en el aula
1. Visualiza el siguiente video e investiga para que otras utilidades se usan las sustancias que contiene un cigarro.
Autopsia del cigarrillo
2. ¿Qué son los JUUL?
3. Investiga sobre los diferentes sabores de los cigarrillos electrónicos y sus efectos sobre la salud.
Por Luisa Mostazo Rodriguez
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