Aprender a priorizar el trabajo y a canalizar las emociones: dos habilidades necesarias para la escuela
Publicado el 10 de Julio de 2019 | Conocimiento

La capacidad de priorizar y abordar las tareas de trabajo y la de reconocer y controlar nuestras propias emociones son dos de las habilidades que es necesario aprender para tener éxito en la escuela y que no tienen una relación directa con el aprendizaje de los contenidos académicos.
Aprender a priorizar las tareas y trabajar de forma productiva es además de un aprendizaje clave para la escuela, también un aprendizaje necesario para la propia vida.
Esta habilidad se hace más importante a medida que crecemos y avanzamos etapas en la carrera escolar, pues la combinación y complejidad de tareas que abordamos, primero en la escuela secundaria y después en la etapa universitaria, hacen que se vuelva más importante la gestión de nuestro tiempo para cumplir con las tareas y los plazos.
Una idea tan sencilla como crear una lista de prioridades que poder seguir para aprender a priorizar las tareas no solo hace más manejable el volumen de trabajo, sino que también ayuda a los estudiantes a usar el tiempo de manera más eficiente. Hacerlo inicialmente con una lista nos permitirá aprender a gestionar qué hacer primero y qué dejar para después y organizarnos mejor la vida escolar y personal.
Asimismo, en el transcurso de una jornada escolar experimentamos momentos que van desde la alegría hasta la frustración, lo que convierte el aula en el lugar perfecto para practicar la autorregulación de nuestras emociones.
Como aprendemos observando a los demás, si los estudiantes ven cómo un docente reconoce sus emociones y las maneja de manera productiva, éste se convierten en el primer paso para ayudar a sus alumnos a aprender a manejar sus propias emociones.
Prácticas en el aula tan sencillas como describir cómo nos sentimos y por qué o respirar profundamente para calmarnos enseñan a controlar sus emociones a los alumnos.
Tener como modelos a un docente, a una madre o a un padre también ayuda a los estudiantes a reconocer que los adultos, al igual que los jóvenes, se sienten frustrados cuando nadie escucha o sigue sus instrucciones.
Por Manuel Caro
Anterior | Siguiente |
¿Por qué los científicos crean animales fluorescentes? | Transforma a tus alumnos en jóvenes investigadores |