Vulnerabilidad e innovación en las escuelas rurales
Publicado el 17 de Diciembre de 2018 | Conocimiento

Poco a poco, los pueblos se despueblan y el alumnado se agrupa en centros más grandes de las capitales o ciudades cercanas. Se cuentan por centenas los colegios e institutos que cierran cada década sus puertas en España debido a la falta de estudiantes suficientes para llenar las aulas. Esto sucede, sobre todo, en comunidades donde el número de nacimientos queda muy por debajo de las defunciones. Las razones por las que se abandonan son variadas en función de la región pero, mayoritariamente, dejan de funcionar debido a la dificultad de mantener el cupo existente. En muchos lugares no llegan siquiera a diez estudiantes por clase. La existencia de las escuelas rurales peligra al considerarse la disminución de alumnos que el próximo curso pasará al grado superior.
Este es un hecho que podría solventarse con la promoción rural. Muchos dicen considerar esta educación el germen de la mejor enseñanza: lugares donde comienza el contacto con la sociedad, donde se adquiere la educación y los conocimientos que se precisan. En algunos de estos centros escolares o de secundaria se encuentra una alta calidad educativa. Están situados en entornos privilegiados, integrados en la naturaleza y evitan el alejamiento de los estudiantes de su entorno. Muchos cuentan con los últimos adelantos tecnológicos, aulas equipadas adaptadas al ratio por aula: no más de quince alumnos. Trabajan según técnicas y recursos pedagógicos que facilitan el proceso personalizado de enseñanza-aprendizaje.
Se puede dar una educación a la vanguardia con grandes ventajas en escuelas de aldeas y pueblos. Por ejemplo, los problemas que surgen de las inclemencias del tiempo se solventarían teniendo un centro cercano. Además, la convivencia de distintas edades en el mismo espacio fomenta la solidaridad y la igualdad al tener a estudiantes mayores como referentes, compañeros y protectores, despertando así el respeto mutuo. Los recursos materiales no son lo único: la vocación y dedicación del cuerpo docente, la implicación de la comunidad educativa y, en definitiva, los recursos humanos, son en muchos casos lo principal.
Por Marta Seror
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