Vergüenza en el aula
Publicado el 18 de Octubre de 2018 | Conocimiento

Quizá hayas presenciado situaciones en las que a algunos alumnos, sobre todo en los cursos superiores, les da vergüenza preguntar dudas en clase. A lo mejor hayas sido tú quien ha pasado un mal rato al frente del aula o en una conferencia. La vergüenza es un sentimiento que incapacita a las personas a mostrarse tal como son realmente. Esta definición se puede completar dividiendo en dos el sentimiento: la vergüenza sana, que nos ayuda en la relación con los demás, y la vergüenza tóxica, que nos impide manifestarnos y nos hace meternos en un caparazón.
La vergüenza es otro gran problema del sistema educativo. ¿Qué motiva este comportamiento? No existe un patrón para ello, pero aquí apuntamos algunas de las posibles causas:
• Que los estudiantes no pregunten dudas no quiere decir que no las tengan. Puede que crean que, al decir en voz alta sus preguntas, están demostrando frente al resto de la clase que no son tan inteligentes. Exponer su desconocimiento puede acarrear mofas del resto de compañeros.
• Puede que su duda sea relativa a una cuestión que ha salido varias veces en clase y sientan vergüenza o incluso miedo por la reacción del docente, que puede llegar a enfadarse por tener que volver a explicar otra vez lo mismo.
• El alumnado adolescente se encuentra en una edad en la que ser aceptado por los demás es muy relevante para ellos y, por tanto, hacer preguntas en clase puede suponer que después tengan que hacer frente a los insultos de sus compañeros.
Hay materias complicadas de entender y también de explicar. No todo el mundo tiene la misma facilidad para entender las cosas y muchas veces las explicaciones requieren más claridad por parte son los docentes. Hay que hacer ver al alumnado que tener dudas no está mal, y que están para eso en el colegio o en el instituto: para aprender. Por supuesto, también hay casos en que alumnos que no han estado atentos preguntan algo que ya se ha explicado, lo que provoca el enfado comentado.
Por todo ello, lo más recomendable es que sean los propios docentes los que alienten a preguntar aquello que no se ha entendido o que no se ha explicado bien. Es también importante explicar las veces necesarias, buscar distintas alternativas y poner diferentes ejemplos para fomentar que sean ellos mismos quienes encuentren las respuestas.
Por Marta Seror
Anterior | Siguiente |
Por qué afecta el estrés a tu memoria y cómo combatirlo | La economía del conocimiento |