Transposones: los genes que se mueven
Publicado el 5 de Abril de 2021 | Biología y Geología

La naturaleza es de todo menos estática. Imagínate que en un libro hubiera palabras capaces de moverse, de saltar de una página a otra… pues eso ocurre en la genética, ya que hay algunos fragmentos de ADN capaces de moverse dentro del genoma, los conocidos como transposones.
Las primeras investigaciones sobre el tema fueron realizadas en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX por la científica estadounidense Bárbara McClintonck, quién estaba estudiando la genética de la planta del maíz. Inicialmente hubo algo que le resultó muy llamativo a Bárbara: los patrones de colores tan diversos de los granos en las mazorcas de maíz. Y tras un trabajo minucioso llegó a la conclusión de que debía haber unos elementos genéticos que causaban inestabilidad en muchos puntos del ADN del maíz. Eso sí, se tardaron unos treinta años en aislar molecularmente los transposones gracias a los trabajos de Nina Fedoroff, y Bárbara McClintonck no recibiría el premio Nobel hasta 1983.
Los transposones están presentes en muchos organismos. Por ejemplo, en bacterias son muy estudiados, entre otros motivos, porque hay transposones complejos (transposones que aparte de los genes necesarios para moverse, tienen genes con otras funciones) que dan resistencia a los antibióticos. Los elementos genéticos móviles también están en el genoma humano, donde son aproximadamente el 50% de nuestro ADN, aunque a diferencia de en otros organismos, en nosotros la gran mayoría de ellos se encuentran inactivos. Entre los grupos de elementos de DNA móviles, existe un grupo similar a los transposones pero que tienen un origen claramente vírico: los retrotransposones. Hay virus que son capaces de insertar, incluso permanentemente, su genoma en nuestro ADN. Aunque casi todos los retrotransposones de nuestro genoma se encuentran inactivos, sí qué se cree que evolutivamente podrían haber modificado algunos elementos de nuestros mecanismos moleculares, sobre todo los relacionados con nuestro sistema inmunitario, aunque todavía esta es una línea de investigación en desarrollo.
Pese a que gran parte de los transposones y retrotransposones de nuestro genoma estén inactivos, eso no quita que estos elementos tenga un cierto componente mutagénico. Hay datos de casos puntuales de enfermedades genéticas causadas por retrotransposones, y también hay resultados que señalan que estos elementos podrían tener un papel en algunos tipos de cánceres. Esto explica por qué se han encontrado mecanismos moleculares diseñados para combatir los fenómenos de retrotranscripción, lo cual nos recuerda que incluso a escala molecular, los sistemas van cambiando y adaptándose a los cambios. Y es que la naturaleza es de todo, menos estática.
Por Pablo Barrecheguren
Anterior | Siguiente |
HIFU: Calidad de vida en el Parkinson | Llega el momento… la entrega de notas |