¿Tenemos más de cinco sentidos?
Publicado el 4 de Septiembre de 2018 | Biología y Geología

Si os pregunto cuántos sentidos tiene una persona lo más probable es que contestéis que tiene cinco: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Esta respuesta es normal ya que es así como se nos enseñan los sentidos en la educación básica pero es completamente incorrecta: los seres humanos tenemos bastantes más sentidos. Lo que ocurre es que muchos o no tienen una estructura orgánica que pueda verse a simple vista como ocurre con la piel, los ojos o la lengua.
Otro problema es que hay bastante confusión con el tacto, el cual socialmente cuando nos referimos a él englobamos todas las sensaciones que percibimos cuando entramos en contacto con otro cuerpo. Pero la realidad es que neurológicamente lo que llamamos sentido del tacto son en verdad varios sentidos simultáneos y, por ejemplo, cuando tocamos un objeto caliente los cambios de presión al notar el objeto sí que entrarían dentro del sentido del tacto pero notar su temperatura no. Esto último lo percibimos gracias a la termocepción, que es nuestra capacidad de sentir los cambios de temperatura y que es independiente de nuestra capacidad para sentir los cambios de presión al tocar un objeto.
Y además, quizás un motivo importante por el cual nos olvidamos que tenemos otros sentidos es porque los tenemos tan interiorizados que solo nos damos cuenta de ellos cuando empiezan a fallar: dos buenos ejemplos son la propiocepción y la nocicepción.
La propiocepción es el sentido que nos permite saber constantemente cómo es nuestra postura corporal. Gracias a él sabemos cómo están colocadas las partes de nuestro cuerpo aunque no las veamos, notamos la tensión en tendones, posición de articulaciones y músculos. Esto es posible porque tenemos repartidas por todos estos tejidos estructuras nerviosas encargadas de registrar cambios físicos como un aumento de la presión, estiramiento, etc. y toda esta información es llevada al cerebro. La propiocepción es un sentido muy importante cuya pérdida resulta bastante incapacitante ya que las personas pierden gran parte de su control corporal por lo que les cuesta realizar y controlar cualquier tipo de movimiento rutinario como andar, coger objetos, levantarse, etc.
Y por último, otro sentido que se encuentra repartido por casi todo nuestro cuerpo es la nocicepción, que se define como la capacidad de sentir el dolor. Es un sentido cuya pieza fundamental son unos receptores nerviosos denominados nociceptores, los cuales se activan ante cualquier tipo de estímulo potencialmente dañino para nuestros tejidos como un cambio brusco de presión, temperaturas extremas, etc. Y la pérdida de la nocicepción supone un grave problema de salud ya que se ha visto que las personas que carecen de nocicepción tienen una salud y calidad de vida menores que las personas cuya percepción del dolor funciona con normalidad.
Por Pablo Barrecheguren
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