¿Qué es la convergencia evolutiva?
Publicado el 12 de Septiembre de 2019 | Biología y Geología

Tanto un ave, un murciélago (mamífero) y animal extinto como los pterosaurio tienen (o tenían) alas; aun así, si uno puede analizarlos detalladamente verá que en realidad se parecen muy poco. Y lo mismo sucede con el tiburón, el delfín y el ictiosaurio, los cuales comparten morfología en general pero al estudiarlos con lupa resulta que son extremadamente diferentes. En ambos casos podríamos pesan que su parecido es debido a que comparten una relación de parentesco evolutivo ya que su estructura y sus rasgos externos más evidentes son muy parecidos. Lo curioso es que este parecido no se debe a este motivo; y por ejemplo el antepasado común entre un murciélago y las aves ni siquiera tenía alas, con lo cual en algún momento estas dos especies distintas tuvieron que empezar a desarrollar alas por separado… Y esto también se repite con el delfín, el tiburón y el ictiosaurio, los cuales tienen una forma de huso que les permite moverse de un modo eficiente bajo el agua a gran velocidad. Pues resulta que esta forma de huso es de las mejores opciones si lo que queremos es movernos rápidamente dentro del agua y por eso muchos animales han evolucionado hasta esta morfología. Y por el mismo motivo, cuando los humanos hemos querido construir algo que se mueva rápidamente bajo el agua hemos acabado diseñando submarinos, torpedos, etc. todos ellos con forma de huso.
Se dice que se ha producido convergencia evolutiva cuando un rasgo (que puede ser de cualquier tipo: morfológico, fisiológico, etc.) es compartido por dos o más organismos que no tienen un antepasado común.
Además, en la naturaleza también puede darse la situación contraria: que dos o más organismos con un antepasado común cambien algunos de sus rasgos comunes según se van adaptando a distintos ambientes. Este fenómeno se denomina “divergencia evolutiva” y uno de los casos más estudiados son las extremidades de los mamíferos: por ejemplo, nuestras manos son aparentemente muy diferentes a las pezuñas de los caballos o los cerdos, y también son bastante diferentes a la garra de un tigre, pero sin embargo todos compartimos un antepasado común. Lo que ocurre es que con el paso de los milenios cada uno nos hemos ido adaptando a nuestras necesidades y las extremidades han ido cambiando: unos brazos que acabaran en zarpas serían inútiles para agarrar objetos, pero muy útiles si tuviéramos que usarlos como armas.
Así que como puedes observar, no siempre basta con analizar los rasgos de los organismos para saber si tienen un antepasado común. Y es que en la biología a veces las cosas se complican un poco.
Por Pablo Barrecheguren
Anterior | Siguiente |
¿Qué son las Matemáticas? | ¿Qué es una externalidad económica? |