Pronunciar mal el nombre de un alumno puede tener un impacto negativo
Publicado el 21 de Marzo de 2019 | Conocimiento

A diferencia de décadas pasadas, hoy las nuevas generaciones de estudiantes españoles tienen nombres de procedencias culturales muy dispares fruto de la reciente inmigración así como de la globalización, pues los padres llaman a sus hijos con nombres originarios de otras culturas y procedencias. Ello implica pronunciaciones muy diversas que los docentes no siempre realizan correctamente. Y aunque parezca un asunto menor, el hecho de pronunciar mal el nombre de un estudiante puede tener un impacto significativo en la forma en que los alumnos se ven a sí mismos y a sus antecedentes culturales.
Un nombre mal pronunciado puede causar sentimientos de invisibilidad o vergüenza que pueden conducir a una desconexión social y educativa como documentaron en un artículo titulado "¡Maestros, aprendan nuestros nombres!", dos profesores de la prestigiosa Universidad de California, Rita Kohli (UC Riverside) y Daniel Solórzano (UCLA).
Por el contrario, la pronunciación correcta puede ayudar a desarrollar la confianza y las relaciones interpersonales. En otros países con una mezcla cultural de procedencias muy diversas desde hace mucho más tiempo, como sucede en Estados Unidos, por este motivo la Oficina de Educación del Condado de Santa Clara, en California, llevó a cabo una campaña titulada "Mi Nombre, Mi Identidad", que pedía a los miembros de la comunidad que se comprometiesen a pronunciar los nombres correctamente para fomentar la igualdad entre los estudiantes de todos los orígenes.
Enfrentarse a una pronunciación crónica e incorrecta de su propio nombre, es una experiencia más grave incluso para un niño que va a la escuela y lee libros de texto que no hacen referencia a su cultura, ni ve educadores que se parezcan a él o ella, y tal vez tampoco escuche su lengua materna, ya que estas señales se suman a la publicidad, las películas y otros indicadores culturales y sociales que les recuerdan la diferencia de quiénes son y de dónde vienen, y que hace desear a algunos jóvenes estudiantes que sus padres estuviesen más españolizados por ejemplo, para sentirse más integrados, en lugar de ayudarles a poner en valor la diferencia y la riqueza que conlleva ser de otro lugar o cultura.
Además de estas dificultades, también existen barreras lingüísticas que hace que pronunciar algunos nombres sea realmente difícil cuando no pertenecen a la lengua materna y se trata de sistemas de sonido distintos al español. Entonces, como educadores, qué se puede hacer para superar estos obstáculos.
En primer lugar, preguntar a los padres y al propio estudiante cómo le gustaría que se pronuncie su nombre. Recomendamos que la mejora manera de hacerlo sea acercarse al tema con humildad. Algo así: "No sé cómo decir tu nombre, ¿puedes explicármelo? Para mí es importante decirlo de la manera correcta o de la forma en que sus padres lo dicen". Prueba a pronunciarlo cuantas veces sea necesario e incluso pide al estudiante que te corrija si es necesario para hacerlo sentir cómodo.
Por Manuel Caro
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