Madre no hay más que una y células madre un montón
Publicado el 27 de Febrero de 2019 | Sanidad

Las células madre son la materia prima del cuerpo humano, hay dos tipos: las embrionarias y las adultas. Se pueden obtener de la sangre, de los tejidos, del cordón umbilical, que es muy rico en este tipo de células y el momento del parto es sin duda, el mejor para recogerlas. A partir de ellas se generan todas las demás células con funciones especializadas.
Las células madre producen células hijas que pueden volver a transformarse en células madre o en células especializadas y al poder convertirse en muchos tipos de células diferentes, tienen la capacidad de poder reparar el organismo, además de poseer propiedades inmunomoduladoras, que hacen que sea posible tratar enfermedades cardiacas, daños cerebrales, esclerosis múltiples, enfermedad de Crohn, enfermedades del sistema inmunitario o sanguíneo entre otras.
Para tratar las enfermedades sanguíneas o inmunitarias se extraen las células de la sangre y si se trata de reparar daños tisulares, se obtienen del propio tejido.
Las células madres son el futuro de la medicina regenerativa y personalizada. Hay muchas líneas de investigación en este campo, parkinson, diabetes, infarto, incluso el mundo de la belleza se ha sumado al tratamiento con células madre, pues son muy efectivas para frenar los signos de envejecimiento. El tratamiento con células madre están dejando en un segundo lugar a los tratamientos con colágeno, retinol y ácido hialurónico.
Para estos tratamientos, las células se extraen de la grasa como si se hiciera una liposucción, se procesan y se inyectan en las zonas lesionadas, con la ventaja de no estar inyectando nada extraño al organismo, actúan directamente en el problema y regeneran el tejido, estimulando la producción de queratina, colágeno y ácido hialurónico.
Pero si hay un avance que nos ha llamado la atención, es la creación en unos 20 días de unos mini riñones similares a los de un embrión de 6 meses, a partir de células madre humanas pluriponentes, a los que se les ha dotado de riego sanguíneo a través de una membrana de embrión de pollo que los vasculariza. Son cultivados en un hidrogel y se diferencian de los ya creados con anterioridad, en que los actuales están formados únicamente por células madre humanas, mientras que los anteriores estaban compuestos por células humanas y de ratones, se tardaban en generar entre 25 y 30 días y eran más pequeños pues eran similares a los de un embrión de 3 meses.
Con estos mini riñones no sólo se pretende el trasplante, sino la investigación de determinadas enfermedades y el estudio del comportamiento de determinados fármacos.
Los problemas que plantean estos tratamientos con células madre, no sólo pasan por dilemas éticos y morales, sino que pueden generar rechazo en el organismo, pues las células madre pueden ser reconocidas por el cuerpo como un agente extraño y el sistema inmunológico hace en ocasiones que se rechace ese trasplante.
Para evitar este problema, se están desarrollando nuevos métodos para crear células madre modificadas, que no activan las alarmas del sistema inmunológico, logrando pasar desapercibidas. Esto se consigue haciendo una edición de los genes con una tecnología CRISPR, siglas que en inglés significan “repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas”. Esta tecnología consistente en una herramienta molecular que edita o corrige el genoma de la célula, modificando los complejos de histocompatibilidad y añadiendo una proteína que informa al sistema inmunológico, para que no destruya esa célula madre en particular al reconocerla como extraña.
De esta forma los tratamientos con células madre serán mas efectivos, evitando rechazos, regenerando el organismo de manera rápida y tratando determinadas enfermedades de manera eficaz.
Por Luisa Mostazo Rodriguez
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