En España un 34% de los jovenes sufre acoso por Internet
Publicado el 3 de Octubre de 2018 | Sanidad

El ciberacoso se da en las redes sociales y consiste en que una o varias personas cuenten información, publiquen fotos o hagan algún comentario para atacar, burlarse y reírse a costa de otra persona de una forma repetitiva, hiriente o amenazante.
Esto no es nuevo, los adolescentes se han relacionado de esta manera tiempo atrás y lo siguen haciendo hoy en día. Hace unos años, los patios de recreo no eran muy diferentes a los de hoy. Siempre estaban los llamados “mayores” que se hacían con las pistas de deporte y te echaban de ellas por las buenas o por las malas. Y también se ha increpado, vacilado y burlado de compañeros por sus ropas, su forma de ser o sus características físicas. Lo que sí es cierto es que estas situaciones sucedían en momentos concretos: el patio de recreo, el parque, las pistas del barrio… Pero hoy en día, la situación ha cambiado debido a las nuevas tecnologías y el acceso de los adolescentes a las Redes Sociales (RRSS).
La magnitud y repercusión de una acción puede ser infinitamente mayor que años atrás debido a la velocidad de propagación de los mensajes que viajan por las RRSS. Un mensaje o imagen puede llegar a miles de personas en cuestión de horas.
El Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (Fad) y la Fundación Mapfre han llevado a cabo un estudio llamado “jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgo” en el que con una muestra poblacional de 1400 adolescentes y jóvenes con edades comprendidas entre 14 y 24 años han tratado de identificar los principales problemas que se producen por un mal uso de la tecnología entre los jóvenes.
De este estudio se sacan datos tales como que un 34% de los jóvenes ha sido víctimas de algún tipo de maltrato por internet, ya sea por algún comentario jocoso, broma pesada, exclusión o amenaza y un 9,2% de los adolescentes afirma haber hecho algún tipo de acoso en una o más ocasiones.
El estudio también pone de manifiesto cómo afecta en el día a día de los jóvenes el mal uso de la tecnología, confirmando que un 43% afirma que las horas de sueño se ven reducidas por el uso de los Smartphone.
Todo esto y más hacen que la salud física y psicológica de nuestros adolescentes se vea afectada de forma notable pudiendo llegar a casos tan extremos como el suicidio.
Para comprender mejor cómo funciona el ciberacoso debemos conocer cada uno de los agentes implicados en el mismo:
• ACOSADOR: Es la persona que escribe un comentario jocoso o burlesco de forma repetitiva hacia alguien en internet quedando a la vista de todos. Habrá personas que ignoren el comentario porque no les llame la atención, pero otras, le darán a me gusta o lo compartirán. El mensaje si entra en una cadena de compartir, ya no se podrá borrar .
• ACOSADO: Es la persona que recibe los ataques. Para ellos, el día a día es nefasto queriendo que se acabe cuanto antes y deseando que al día siguiente todo haya terminado y regrese a la normalidad.
La mayor parte de las veces, estos ataques se quedan en una anécdota, pero hay ocasiones en las que se puede descontrolar. Si esto sucede y todo el mundo habla de lo mismo contando la intimidad de la persona, el acosado lo vive como si todo el planeta estuviese en su contra, ya que la información le llega por todos los canales.
• ESPECTADOR: Es la persona que observa un mensaje que le llega por una RRSS y puede reaccionar de dos maneras ante él: ignorándolo o compartiéndolo porque le ha hecho gracia. Si opta por la segunda opción, en un primer momento no será consciente del daño que puede estar haciendo al acosado, pero si pasan los días y la broma sigue avanzando produciéndose una marea de mensajes de burla u hostilidad y acaba sucediendo una desgracia, será consciente de que él también ha sido partícipe de lo sucedido y será responsable directo.
¿Cómo se puede prevenir?
Lo primero y más importante es la educación que reciben en casa los adolescentes. Hay que educar en la empatía desde que son pequeños para que no hagan a los demás lo que no les gustaría que les hiciesen a ellos.
Lo segundo necesario sería poner límites desde pequeños. Los padres deben anticiparse y dictaminar lo que es correcto y lo que no, permitiéndoles desarrollar durante su infancia un pensamiento crítico. Pero si los límites se empiezan a poner a la edad de 14 años con el acceso a la tecnología, no surtirán efecto y será muy difícil de controlar al adolescente.
Hay que mostrarles que hay infinidad de cosas por hacer más sanas y entretenidas que pasarse las horas de ocio delante de una pantalla de ordenador o del móvil. Es mucho más sano relacionarse con sus amigos en persona que a través de un chat o un juego online y por supuesto enseñar a respetar para prevenir en este caso los posibles problemas de salud.
Por Luisa Mostazo Rodriguez
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