Los dos minutos de clase más importantes
Publicado el 16 de Mayo de 2019 | Conocimiento

Cualquiera que haya estado al frente de un aula sabe que uno de los mayores obstáculos para el aprendizaje es la apatía de los estudiantes. Para ayudar a superar esta barrera, entre otros consejos, se recomienda dedicar los dos primeros minutos de clase a explicar por qué el material que se va a enseñar es importante para la vida y el mundo real de un estudiante.
Según un artículo publicado en Faculty Focus por el comandante Wolfgang S. Weber, profesor asistente de derecho en la Academia de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la falta de motivación de los estudiantes proviene de varias causas. Una de ellas es que tienen docenas de obligaciones diferentes y, en consecuencia, deben priorizar su tiempo. De modo que si no están preparados o no participan en nuestra clase, tal vez tengamos algo de culpa como docentes por no motivarlos adecuadamente sobre el contenido que enseñamos.
Sobre todo hay que evitar el camino fácil: “¡Si no quieren aprender, es su problema!”. Como educadores, aunque pueda ser muy obvio para nosotros el significado de lo que enseñamos y cómo encajan las diferentes piezas, desde la experiencia de cada persona se debe guiar a los estudiantes, para quienes estas conexiones entre las ideas que enseñamos pueden no ser tan claras y con frecuencia se preguntan por qué les pedimos que hagan o estudien ciertas cosas.
Entonces, ¿qué se puede hacer para solucionar este problema?, se pregunta el profesor Weber. Este docente recomienda dedicar los dos primeros minutos de clase a explicar por qué el material que vamos a impartir eses día es importante para los estudiantes. No solamente porque puede estar en un examen, sino porque tendrá unas consecuencias que afectarán de forma directa a las vidas de los estudiantes.
Para ello, insta a que los docentes preparen un breve discurso sobre por qué es útil esta enseñanza, cómo se relaciona con quienes la van a recibir o por qué deberían estar motivados por aprender esto. Se podría empezar con frases como “Quiero que todos se imaginen viviendo en un país donde...” o “Pensad que os encontráis en una situación en la que…”.
Si bien es más que probable que no se llegue con la misma efectividad a todos los estudiantes, desde la experiencia de este docente una breve introducción sí que provoca una energía especial que envuelve el aula y muchas miradas indiferentes se volverán miradas intrigadas al interpelar directamente a sus propias vidas. Esta sencilla técnica despierta así el interés por saber por qué algo es importante y en qué medida les afecta y puede alimentar la motivación que muestren a sus clases.
Por Manuel Caro
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