Las secuoyas gigantes: los árboles de mayor tamaño del planeta
Publicado el 28 de Mayo de 2024 | Biología y Geología

De todos los tipos de árboles que existen en nuestro planeta, quizás el más impresionante es la secuoya gigante. Como su nombre indica, las secuoyas gigantes (Sequoiadendron giganteum) no son pequeñas precisamente: pueden llegar a superar los 87 metros de altura (por ejemplo, hay una investigación que pudo realizarse gracias a que se instaló un ascensor para que los científicos pudieran estudiar una secuoya de 90 metros), lo cual las sitúa muy cerca de la altura de construcciones emblemáticas como La Giralda de Sevilla (94,7 metros).
De manera natural, son árboles extremadamente grandes y ancianos (su edad media se estima en 2230 años, ¡de media son más viejos que el famoso emperador romano Julio César!), hasta el punto de que son los árboles más grandes del planeta y algunos de los más ancianos (la secuoya gigante más anciana documentada tenía 3266 años). Sin embargo, son difíciles de ver porque, de manera natural, solo existen en un lugar: son endémicos de una región en la ladera oeste de Sierra Nevada (California, Estado Unidos). Pero, por fortuna, a día de hoy se pueden encontrar en más lugares del planeta.
Por motivos obvios, trasplantar ejemplares adultos es inviable, pero a lo largo de los años se han tomado semillas o pequeñas secuoyas californianas y se han llevado por todo el globo. Esto ha derivado en situaciones curiosas, como por ejemplo el hecho de que hay bastantes ejemplares de secuoya gigante en el Reino Unido, ya que desde 1853 empezaron a importar ejemplares y semillas. Es más, las secuoyas gigantes se pusieron de moda entre la sociedad victoriana de la época, plantándose en grandes casas, fincas e incluso en las avenidas de parques o camposantos. Gracias a esto, ha ocurrido algo curioso: se sabe la edad de muchos de estos árboles vivos ya que está documentado cuándo se plantaron. Y esto ha permitido realizar un estudio muy interesante: analizar cuán útiles son las secuoyas gigantes para capturar el exceso de carbono en la atmósfera. Al saber su edad (y medir su tamaño) se puede cuánto crecen anualmente y, por lo tanto, saber cuánto carbono extraen de la atmósfera anualmente. Esto es clave ya que se está estudiando plantar vegetación para reducir la crisis climática, pero claro, hay unas plantas mejores que otras en esta tarea. Y en el caso de las secuoyas se ha visto que, si bien captan el carbono a un ritmo bastante aceptable, antes de ponerse a plantar miles de secuoyas también hay que valorar otros factores como, por ejemplo, su efecto sobre la vegetación local.
Aplicación en el aula
Una actividad distendida puede ser explorar con los alumnos el catálogo online de parques naturales o jardines botánicos en búsqueda de secuoyas; e incluso, en el caso de que exista la posibilidad, realizar una excursión para visitar la vegetación de esos lugares y poder ver una secuoya gigante en persona (ya que, por ejemplo, algunos jardines botánicos cuentan con ejemplares).
Por Pablo Barrecheguren
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