El movimiento de las plantas
Publicado el 9 de Mayo de 2022 | Biología y Geología

Si comparamos plantas y animales, cada grupo tiene una clara ventaja frente al otro: las plantas cuentan con la fotosíntesis, lo cual les permite obtener energía y fabricar moléculas de carbono sencillas aprovechando la luz solar y compuestos tan abundantes como el agua y el dióxido de carbono, mientras que la gran ventaja de los animales es la movilidad.
En apariencia la movilidad de las plantas es casi inexistente y está limitada a su velocidad de crecimiento: empleando para ello grandes lapsos de tiempo, pueden extender sus raíces hacia nutrientes, redirigir sus ramas hacia la luz… sin embargo, las plantas cuentan con mecanismos de movimiento adicionales. Mientras que los animales basamos nuestra movilidad en contraer fibras (por ejemplo, el movimiento de extender el brazo se debe a la contracción del tríceps mientras que doblarlo para “sacar bola” se hace contrayendo el bíceps), las plantas basan muchos de sus movimientos más rápidos en presión hidrostática. Esto es, hinchar o deshinchar con agua las células: al llenarse empujan a las células vecinas creando un movimiento que, gracias a la elasticidad celular, puede revertirse reduciendo la cantidad de agua. Una aplicación de esto está en los estomas, estructuras microscópicas con un poro a través de los cuales se controla el flujo de CO2 y HO2 durante la fotosíntesis. Dos células bordean el poro: cuando estas se llenan de líquido cambia su forma y el poro se abre, mientras que para cerrarlo las células pierdan agua. La velocidad de apertura/cerradura de un estoma oscila de minutos a horas, lo cual ya es más rápido que la velocidad de crecimiento vegetal, sin embargo, todavía hay plantas capaces de movimientos concretos aún más rápidos.
Cuando el sistema anterior se aplica a múltiples células juntas se crean los pulvinos, estructuras pluricelulares que generan movimientos como los de la mimosa (Mimosa pudica), una planta capaz de plegar sus hojas en cuestión de pocos segundos ante cualquier contacto o estímulo externo. Es uno de los movimientos más rápidos del mundo vegetal, y se cree que es un sistema de defensa frente a animales. Aunque es con diferencia la más rápida en plegar sus hojas de esta manera, otras plantas hacen movimientos similares plegando sus hojas al anochecer y desplegándolas por la por la mañana. Es lo que se conoce como “movimiento de sueño” o “movimiento nictinástico”, y está presente en muchos miembros del reino vegetal, entre ellas gran parte de las leguminosas.
Estos sistemas de movimiento hidráulico tienen una limitación de velocidad que algunos miembros del reino vegetal, como las plantas carnívoras atrapamoscas, son capaces de superar al cerrar las trampas de sus hojas en aproximadamente una décima de segundo. Enseñándonos una así que, a veces, las plantas son más rápidas de lo que parecen.
Aplicación en el aula
Visita a un vivero/parte botánico o traer a la clase ejemplares de plantas capaces de movimientos “rápidos” como una atrapamoscas, una mimosa o algunas leguminosas, así para ilustrar visualmente los conceptos del artículo.
Por Pablo Barrecheguren
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