Educación y sueño
Publicado el 11 de Diciembre de 2020 | Conocimiento

Sabemos que un buen descanso es necesario para conseguir un aprendizaje de calidad. Cuando dormimos, nuestro cerebro y nuestro cuerpo caen en un estado de reposo, restauración y reparación propicio para asimilar el contenido recibido a lo largo del día. Así ayudamos a afianzar lo estudiando durante las horas en el aula.
En estudios recientes se ha demostrado que un sueño deficiente afecta directamente al rendimiento escolar del alumnado; el sueño de corta duración o de poca calidad no es un hábito saludable. Los efectos más visibles aparecen al día siguiente: escasez de energía, mal procesamiento de nueva información, dificultad para la concentración, agotamiento y disminución de la memoria. Cuando todo esto ocurre, tendremos que aumentar la exigencia para subsanar nuestra falta de sueño... conllevando un gran sobreesfuerzo tanto físico como mental. Quienes tienen menos descanso o hábitos irregulares, son los escolares que peores resultados académicos obtienen.
¿Qué herramientas pueden ayudarnos? Para paliar estas deficiencias contamos con numerosas herramientas de higiene del sueño como, por ejemplo:
- Incitar las siestas: es importante que haya periodos de descanso intermedios aunque sin que llegue a ser un sueño prolongado.
- Uso de la tecnología: es uno de los grandes problemas actuales de los jóvenes: el exceso de tiempo frente a dispositivos móviles. Esta clase de actividades estimulantes pueden llegar a ser una fuente de problemas, sobre todo si se usan una o dos horas antes del sueño, antes de acostarse. Se pueden sustituir por la lectura o por preparar los materiales para el día siguiente.
- Alimentación: los alimentos en la cena deben ser livianos y hay que intentar evitar los pesados ya que el cuerpo no necesita muchos nutrientes por la noche. Los malos hábitos alimenticios pueden provocar dificultad a la hora de conciliar el sueño o que el descanso sea de menor calidad.
Estos factores, unidos a posibles faltas de rutinas pre-sueño, a la diferencia de horarios durante el fin de semana o a los problemas emocionales, pueden ser determinantes para un buen descanso. Otra de las funciones del sueño es la de preparar cuerpo y mente para el día siguiente… ¡una nueva jornada de aprendizaje! Como docentes debemos introducir en las aulas este tema como uno más a tratar con nuestros estudiantes y familias.
Por Marta Seror
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