Cómo afrontar el primer año en un centro nuevo
Publicado el 3 de Octubre de 2019 | Conocimiento

Unirse a un nuevo centro escolar viene acompañado de una serie de desafíos. Los nervios se apoderan de nosotros ya que es imposible saber qué nos vamos a encontrar. Tendremos que conocer a los nuevos colegas, a los nuevos alumnos y a sus familias, así como familiarizarse con las instalaciones, el plan de estudio, posibles nuevas metodologías y las normas del centro.
Nuestro primer apoyo serán los profesores veteranos. Cada escuela tiene sus particularidades y la orientación de alguien con experiencia será siempre mucho más útil que el mejor de los manuales. Los compañeros nos presentarán al personal y nos contarán rápidamente el truco de la máquina de fotocopias haciendo que ganemos mucho tiempo los primeros días.
A continuación, le llega el turno a los alumnos. Desde el primer día se establece el tono de las clases. Preséntate y prestales atención cuando lo hagan ellos también. Saber lo que esperan de la materia y cómo la han llevado en cursos anteriores resulta de gran ayuda para saber enfocar nuestras clases desde un principio.
Puede que te comparen con sus anteriores profesores, pero tus clases tendrán un método y ritmo únicos. Durante las primeras semanas del curso se establecen las expectativas del aula y las nuevas rutinas. Comenzar las clases de una manera organizada y mantener la constancia hará que nos ganemos el respeto de los estudiantes.
Si ves que no prestan atención a lo que dices, cambia la dinámica en el aula. Puedes proponer, por ejemplo, que realicen trabajos en grupo. El inicio de las clases es el mejor momento para fijar las reglas de funcionamiento de los equipos. Así, los alumnos han de repartir las tareas de forma equilibrada, establecer un lugar para sus reuniones, la frecuencia de estas y nombrar un coordinador.
Finalmente llegarán las primeras reuniones con los padres, momento clave para establecer una relación de confianza y colaboración. Los padres agradecen que les transmitamos nuestra motivación y compromiso con la educación de sus hijos.
Las primeras semanas pueden ser duras, pero merece la pena establecer fuertes cimientos, ya que esto nos ayudará el resto del curso.
Por Lucía García
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