Clases magistrales, ¿buenas o malas?
Publicado el 27 de Mayo de 2021 | Conocimiento

En el mundo educativo hay una idea que sobrevuela cada curso bajo distintas formas: “las clases magistrales deben acabar”, “están en peligro de extinción”, “no son válidas”, “están desfasadas”... ¿Son de verdad tan malas las tradicionales clases magistrales?
Cuando pensamos en una clase magistral suele venirnos a la cabeza la típica escena del profesor hablando con voz monocorde y recitando uno a uno los párrafos del libro de texto, provocando el sopor y el aburrimiento de su alumnado. ¿Son así realmente las clases magistrales o simplemente las estamos confundiendo con malas clases? Es cierto que vivimos tiempos en los que la innovación tecnológica y educativa está dando un vuelco a la manera tradicional de impartir nuestras asignaturas. La inclusión en las aulas de herramientas como Kahoot!, Genially o The Flipped Classroom, entre otras, son ya un hecho, pero podemos debatir si implica necesariamente abandonar otras técnicas exitosas desde hace años.
Os proponemos algunas cuestiones: ¿has tenido algún profesor que impartiera sus clases en este formato y consiguiera mantener tu atención en todo momento? ¿Aprendiste con él o ella? Resulta difícil creer que haya alguien que no recuerde con cariño las clases de un docente de los que ahora se consideran desfasados por “no dejar de hablar en toda la clase”. No es que las clases magistrales sean el santo grial de la educación, pero tampoco la fuente de todos los males. Simplemente, es un método docente válido para ejecutar la acción educativa al mismo nivel y capacidad que otras fórmulas metodológicas disponibles de modo complementario, en mayor o en menor medida.
Lo que sí se exige al profesorado es que, de cara a impartir una buena clase magistral, es muy importante y necesario dominar absolutamente el tema a tratar y conocer bien el libro de texto con el que cuentan los estudiantes para evitar confusiones. Huelga decir que también es recomendable combinar esta técnica con algunas de las actuales, creando así lecciones ricas en variedad.
Por Marta Seror
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