Ayunar con un fin saludable
Publicado el 18 de Octubre de 2021 | Sanidad

La obsesión por la imagen corporal se ha convertido en paradigma de la sociedad en la que vivimos, pudiendo en muchos casos llegar a convertirse en una enfermedad.
Cuando experimentamos sensaciones o pensamientos negativos en relación a nuestra apariencia física, pérdida de confianza y autoestima, nos volvemos “locos” llegando incluso a desarrollar conductas obsesivas, compulsivas y adictivas a todo tipo de remedios o dietas que nos ayuden a perder esos kilos que entendemos nos sobran hasta conseguir lo que para nosotros consideramos el cuerpo perfecto, según nuestra percepción de la realidad, pues llegada esta situación nunca estaremos del todo contentos con lo que la naturaleza nos ha dado.
Sin estar a favor ni en contra de las dietas o métodos de adelgazamiento, hay algo que me llama la atención y atrae mi curiosidad por su popularidad actual, cuando es una práctica que se viene realizando desde hace años en todas las civilizaciones, el ayuno intermitente como medida para perder esos kilos de más.
Pero no hablaremos aquí de este ayuno con la finalidad buscada de pérdida de peso, ni de cómo hacerlo, sino de los posibles beneficios que la comunidad científica ha encontrado al ayuno intermitente controlado por especialistas, pues realizado de la forma correcta no sólo ayuda a bajar peso sino que regenera las células del organismo, reduce los triglicéridos y mejora el perfil lipídico disminuyendo la tensión arterial y reduciendo el riesgo coronario, el riesgo de padecer diabetes de tipo 2 mejorando la sensibilidad a la insulina o aumentando la proteína de la juventud (SIRT3). Mejora la plasticidad neuronal, fortalece el sistema inmune y mejora el rendimiento físico. Limita el crecimiento de las células cancerígenas y hace más llevadera la quimioterapia. En definitiva reduce la mortalidad pues nos protege contra algunas enfermedades metabólicas y ciertos tipos de cánceres, especialmente los relacionados con la obesidad, como el de hígado, colorrectal, páncreas y estómago.
Gran parte de estos beneficios se consiguen al disminuir las reservas de insulina y glucosa con el periodo de ayuno que hace que las células se reparen de forma natural mediante la conocida autofagia. Si no hay glucosa las células tienen que quemar grasa para obtener energía, de tal forma que las células cancerígenas se quedan sin energía aumentando el estrés oxidativo que les llevará a la muerte.
La ausencia intermitente de nutrientes, por el ayuno, hace que las células sanas activen procesos protectores de autofagia, elevando sus defensas, proceso que no pueden hacer las células cancerígenas por no tener esa capacidad y estar siempre en crecimiento. Al no disponer de glucosa se debilitan y mueren.
Por otro lado, el ayuno disminuye los niveles del factor de crecimiento, conocido como IGF-1, necesario para el cuerpo, pero peligroso cuando se tiene un cáncer.
Pero ojo, todo lo que sea “ir en contra” de las leyes naturales del cuerpo deben estar bajo supervisión del especialista, iniciar un ayuno o dieta por nuestra cuenta pensando que podemos conseguir beneficios como los descritos, sin saber cómo parte nuestro cuerpo de la casilla de salida, puede volverse en nuestra contra y no sólo coger peso sino alterar todo nuestro organismo hasta llevarlo a situaciones límites que hagan temblar nuestra salud.
No hay que olvidar que somos únicos e irrepetibles y que lo que a uno funciona a otro puede que no, por lo que mucho cuidado con hacer lo mismo que tu vecino por que a él le fue bien. Hay que individualizar cada caso y actuar según las personas. No hay que perder de vista que lo importante para la salud es una dieta sana y equilibrada y que de ahí en adelante todos los malabares que queramos hacer para encontrarnos mejor, siempre deben ser bajo la tutela de quien se ha formado para llevar a cabo estas acciones y no de quien lo único que quiere es sacar tajada de la desesperación individual por alcanzar el cuerpo perfecto o soñado.
Ya por el 1900 se rumoreaba que restringir determinados alimentos podría ayudar a disminuir los tumores, incluso se data que Hipócrates manifestó: “ Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina...pero comer cuando estás enfermo alimenta la enfermedad“.
Por Luisa Mostazo Rodriguez
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