Usando una rana, un pez y un ratón para estudiar a las personas
Publicado el 24 de Junio de 2019 | Biología y Geología

Uno de los mayores desafíos que tiene la investigación biomédica es la imposibilidad, tanto ética como técnica, de investigar ciertos fenómenos biológicos directamente en seres humanos. Para salvar este problema en muchos casos se recurre a “organismos modelo”: seres vivos que resultan útiles en la investigación por su similitud, en este caso, con el ser humano. De entre todos los animales vertebrados, los siguientes tres ejemplos están entre los modelos experimentales más utilizados para comprender nuestra biología:
1. Las ranas Xenopus:
Estos anfibios han tenido un papel clave en la comprensión de la embriología moderna ya que sus huevos tienen un tamaño grande fácil de ver bajo una lupa técnica, son bastante transparentes y se desarrollan flotando en el agua. Esto permite ver con claridad todo su desarrollo embrionario y gracias a ello se han podido desentrañar gran parte de los mecanismos químicos que hacen que a partir de un óvulo fecundado se formen las distintas partes del cuerpo.
2. El pez Dario rerio
También conocido como pez cebra, este animal tiene algunos factores que lo convierten en un buen modelo experimental: su genoma es compacto, tiene la mitad de tamaño que el del ratón o el humano, es un pez de pequeño tamaño y conseguir nuevas generaciones adultas requiere solo unos tres meses (lo cual permite mantener y obtener muchos individuos por un bajo coste). Además, a nivel genético se conocen ya muchos mutantes y existen ciertas herramientas de ingeniería genética bastante sencillas de usar. Con lo cual, si a esto le añadimos que el animal es transparente durante sus dos primera semanas de vida (lo cual permite visualizar muchos procesos internos), tenemos todos los elementos que necesita un buen organismo modelo.
3. El ratón Mus musculus
En términos de genoma, biología celular y molecular los mamíferos son altamente uniformes. Incluso anatómicamente los mamíferos mantienen ciertas proporciones, con lo cual en teoría cualquier mamífero es en potencia un buen organismo modelo para estudiar el ser humano. Un candidato podrían ser los elefantes, cuya similitud genética con el ser humano es tal que aproximadamente el 85% de las partes que componen todas sus proteínas son idénticas a las del ser humano (es el doble de la similitud que tenemos con los pájaros, que es aproximadamente del 70%). Pero obviamente experimentar con elefantes presenta un gran número de dificultades éticas y técnicas, mientras que el ratón casero Mus musculus, con un peso de unos 20-40 gramos, resulta mucho más fácil de tener en un laboratorio. A esto hay que sumarle que el ratón es uno de los organismo modelo donde más herramientas de ingeniería genética se han desarrollado: podemos interrumpir la funciones de sus genes, añadir genes nuevos, marcar con colores proteínas para saber exactamente dónde se encuentran, generar ratones que solamente tengan modificaciones genéticas en unas células concretas, etc. Y todas estas herramientas convierten al ratón en una de las mayores ayudas para estudiar las enfermedades humanas.
Por Pablo Barrecheguren
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