Sobre el consumo energético del cerebro
Publicado el 6 de Septiembre de 2019 | Biología y Geología

Tradicionalmente en los comics cuando alguien tiene una idea esto se suele representar situando una bombilla encendida sobre la cabeza. Neurológicamente hablando es una imagen curiosa porque la actividad cerebral puede compararse a la energía consumida por una bombilla, solo que si miramos los datos resulta que es una bombilla mucho más pequeña de lo que pensamos.
De media un humano adulto consume diariamente 2.000 kilocalorías. Una cuarta parte, 500 kilocalorías, se dedican al funcionamiento del cerebro, lo cual es el equivalente a unos 24 vatios. Eso es algo más de la mitad de una bombilla 40 vatios y está muy por debajo de los 60 vatios de consumo estándar de un ordenador portátil. Y sin embargo, con un gasto energético tan limitado nuestro cerebro ha sido capaz de cazar mamuts, desarrollar la agricultura, la medicina moderna, el arte o enviar naves al espacio. Es bastante impresionante si te pones a reflexionar sobre ello. Pero aun así sigue siendo un consumo muy significativo en relación al resto del metabolismo, y además tiene una gran pega: el gasto energético del cerebro es prácticamente constante. Estemos dormidos o despiertos, estemos teniendo una actividad intelectual intensa o no, estemos corriendo o estemos sentados… hagamos lo que hagamos, incluso si no estamos haciendo “nada”, el gasto se mantiene porque el cerebro cuando hace unas tareas activa las partes cerebrales implicadas y desactiva aquellas que no están relacionadas, lo cual hace que las necesidades energéticas cerebrales sean prácticamente constantes. Esto explica por qué no nos bombea el corazón con más fuerza cuando pensamos mucho, ya que si el consumo fuera variable, en situaciones de gran actividad cerebral el sistema vascular tendría que enviar más sangre al cerebro, lo cual se derivaría en un mayor ritmo cardiaco. Que es lo que ocurre cuando incrementamos la actividad física, la cual puede llegar a superar en tres veces el gasto energético del cerebro, o incluso más en deportistas profesionales o momentos de muchísima intensidad.
Pero aunque estos datos resultan muy llamativos, hay que recordar que no tienen nada de especial: solo son el consumo energético esperado por parte de un cerebro de primate compuesto por 86.000 millones de neuronas. Y nuestro cerebro, con sus 1´2-1´5 kilos, es del tamaño esperado para un primate de unos 70 kilos de peso. Eso sí, por muy estándares que sean estos parámetros fisiológicos, no deja de ser curioso que con 129 gramos de glucosa, unas 516 kilocalorías, baste para “pagar la factura de la luz” de nuestro cerebro durante 24 horas.
Por Pablo Barrecheguren
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