La tasa rosa
Publicado el 23 de Noviembre de 2021 | Economía

Si te das una vuelta por un supermercado y prestas atención a los precios, podrás darte cuenta de un curioso fenómeno. Al comparar los precios de productos que tienen la misma función y en los que existe una versión masculina y otra femenina, te darás cuenta de que el precio de la femenina suele ser siempre superior. Maquinillas de afeitar, desodorantes, jabones, cremas depilatorias, perfumes…. la lista es extensa. Los productos tienen sutiles diferencias y en ocasiones solo cambia el etiquetado o el color. ¿Cómo es posible que el color rosa de un producto pueda ser significativamente más caro que otro similar de color azul o negro?
Este fenómeno, que afecta no solo a productos de higiene sino también a otros como juguetes, ropa, material escolar o un simple corte de pelo, nace como concepto objeto de estudio en California, Estados Unidos en el año 1990. Las causas son diversas y casi todas tienen que ver con el llamado “marketing emocional” usado por las marcas para aumentar sus ingresos.
Una de las razones está en que la mayoría de las decisiones de compra doméstica las realizan habitualmente las mujeres. Las empresas utilizan esta circunstancia para segmentar por género los productos haciendo que cada consumidor elija un producto de acuerdo a su género.
Por otro lado, el factor psicológico también influye. El color rosa se asocia a lo femenino por la dulzura, la delicadeza y la amistad. Además, relacionamos el color rosa a un mejor aroma, sabor o textura que otros colores y estadísticamente la mujer gasta más dinero en cosméticos, higiene personal y ropa por lo que pagarán por un producto personalizado en “femenino” aunque sea más caro.
Otro punto donde se hace notar la “tasa rosa” es en el IVA de los productos de higiene femenina como los compresas y tampones. En España se gravan al 10% cuando quizá deberían serlo al 4% al ser productos de primera necesidad. Si a eso sumamos el sobrecoste de desodorantes, champús, maquinillas desechables y otros productos y tenemos en cuenta la brecha salarial… comprendemos las quejas de las mujeres ante esta “tasa rosa”.
Diversas organizaciones como FACUA y la OCU han denunciado estas prácticas e incluso la ONU ha pedido eliminar esta “tasa rosa” porque dificulta el empoderamiento de mujeres y niñas.
¿Existe algún modo de evitar esta “tasa rosa”? podemos pensar que es fácilmente evitable consumiendo productos dirigidos a hombres; de hecho, muchas mujeres lo hacen, pero esa no es la solución. Los supermercados tienden a separar físicamente, dentro de sus estrategias de marketing los productos dirigidos a hombres y mujeres haciendo que no se note, pero la diferencia está ahí. Quizá el mejor modo de eliminar esta práctica es a través de un marco legal que proteja al consumidor de diferencias de precios que no tengan que ver con diferencias en la funcionalidad del producto.
Por José Ángel Navarro Martínez
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