El reto de enseñar a estudiar
Publicado el 21 de Diciembre de 2021 | Conocimiento

A la hora de prepararse para un examen, no hay duda de que manejar diversas técnicas de estudio hará que nuestro tiempo sea mucho más productivo. Son muchos los factores que un estudiante puede trabajar para mejorar su rendimiento. Repasamos algunos para puedas compartirlos con tus alumnos y te sorprendan positivamente en la siguiente evaluación.
Poner lo aprendido en práctica
En primer lugar, cabe destacar que se ha demostrado que realizar ejercicios prácticos es más beneficioso que releer una y otra vez la teoría. Hay estudiantes que jamás vuelven a hacer un ejercicio que ya han visto y sin embargo, repetirlos dos o tres veces puede ser sumamente beneficioso para ellos.
No queremos decir con esto que la teoría no sea importante. Veamos algunos aspectos que ayudarán a tus alumnos a comprenderla.
Los apuntes
Para poder estudiar es necesario tener unos apuntes claros y organizados. Una de las técnicas más utilizadas es utilizar colores para marcar jerarquías. Es habitual que los estudiantes tomen apuntes con un único bolígrafo. Anímales a llevar un estuche lleno de colores a tus clases.
Dedica una sesión a que conozcan el método Cornel. El método Cornel consiste en destinar una parte de la hoja a los apuntes, otra a las ideas claves y otra al resumen. Podéis preparar una sesión del temario en la que tras la exposición de la teoría permitas un tiempo en el que los propios alumnos completen las otras dos secciones. Tras la sesión puedes preguntarle a tus alumnos qué opinan del método y animarles a que lo sigan usando en el resto de tus clases, completando los apartados en casa.
Las abreviaturas mejoran la rapidez a la hora de escribir. ¿Conocen tus alumnos las más habituales? Por (x), que (q), también (tb), más (+), menos (-), mayor que (>), menor que (<), igual que (=). Cuando tus alumnos sepan que estás de acuerdo con que utilicen abreviaturas ahorrarán un tiempo valioso que pueden dedicar a escucharte.
La comprensión lectora
La comprensión lectora es la capacidad de entender lo leído. Esta capacidad se puede entrenar y mejorar. El primer paso para lograrlo es ser consciente de que hay diferentes formas de leer según el tipo de texto y que para cada una nuestro cerebro utiliza diferentes recursos que permiten asimilar el contenido. Así, se puede pasar la vista por el texto conformándose con captar la esencia (lectura globalizada), buscar uno o varios datos incluidos en un texto, sin atender a la totalidad de la información (lectura focalizada), leer buscando una comprensión global (lectura extensiva), leer para extraer una información específica (lectura intensiva) o hacerlo con el propósito de evaluar el texto, analizando la calidad literaria (lectura crítica).
¿Qué tipo de lectura hacen tus alumnos del libro de texto? ¿y de sus apuntes?
Sintetizar la información
Hay muchas alternativas a leer una y otra vez el libro de texto. Tus alumnos pueden realizar resúmenes que sustituyan la información original. Esquemas complementarios al resumen, formados por palabras sueltas y/o dibujos. Mapas mentales con un concepto central del que salen ramificaciones y tarjetas para convertir la sesión de estudio en un concurso de preguntas y respuestas.
Las reglas mnemotécnicas
Memorizar es mucho más sencillo si lo hacemos mediante canciones, rimas o dibujos. Pide a tus alumnos que compartan con la clase sus reglas mnemotécnicas. Probablemente paséis un rato divertido y los alumnos se beneficiarán de las ocurrencias de sus compañeros.
La velocidad de lectura
¿Sabes cuántas palabras leen tus alumnos en un minuto? Puedes hacer la prueba en clase. Si son unas 250-350 tienen una velocidad habitual, pero les sorprenderá descubrir que con entrenamientos específicos se pueden llegar a alcanzar las 800-1000.
Para mejorar la velocidad de lectura se puede ir señalando para mejorar la precisión en el movimiento de los ojos, dejar de repetir mentalmente cada palabra que lees y concentrarse en evitar la subvocalización, esto es, volver a releer lo ya leído constantemente por temor a no haberlo comprendido.
Los tiempos de estudio
Tener un calendario de estudio, una serie de rutinas y marcar los tiempos de estudio y descanso son algunos ejemplos que pueden hacer las sesiones de estudio de tus alumnos mucho más efectivas.
La técnica Feynman
Según Feynman la mejor forma para asimilar y entender un determinado concepto es explicárselo a otra persona. Te sorprenderán los resultados que pueden tener formar parejas o pequeños grupos de estudio para que tus alumnos puedan ayudarse unos a otros.
Por Lucía García
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