Consejos para una evaluación formativa
Publicado el 21 de Marzo de 2023 | Conocimiento

Las escuelas y la enseñanza de hoy en día poco o muy poco tienen que ver con cómo eran hace 50 años... ¡o incluso 10! El cambio es increíble. Vivimos desde hace un tiempo una revisión permanente de la educación desde lo más general hasta lo más específico: cómo debería ser un aula, cómo aprende el alumnado, qué herramientas debemos utilizar para enseñar, los deberes, los usos de las nuevas tecnologías, etc. Todas estas novedades y actualizaciones están reflejadas en la LOMLOE, la Ley Orgánica de la Educación. La nueva ley educativa que ha entrado parcialmente en vigor en este curso académico hace especial hincapié además en una parte del proceso que también exige una revisión: la evaluación.
¿Cómo evaluamos? ¿Qué es la evaluación formativa? Y ¿cómo hacerla?
En la actualidad evaluar mediante calificaciones numéricas sigue siendo la tendencia dominante aunque en ocasiones transmiten poca información tanto al alumnado como a las familias. Cada vez más docentes tienen claro, y la LOMLOE lo refleja, que lo que debemos valorar no es el resultado final sino el proceso, es decir, qué camino ha realizado desde el punto de partida hasta el final cada estudiante. Esto es lo que se denomina evaluación formativa. ¿Puede tener una mejor evaluación un alumno que demuestra “menos conocimientos” que otro? ¿Por qué no, si su recorrido, su formación, ha sido mayor desde donde partía?
Algunas claves de esta forma de evaluación son:
– Se trata de una evaluación orientada a la mejora, no a la calificación. No es un fin en sí mismo sino un proceso.
– Es una evaluación continua y cíclica.
– El alumnado tiene un rol activo y esto permite su propia toma de decisiones. Los estudiantes forman parte del aprendizaje en todo momento, lo cual aporta madurez al proceso.
Aplicación en el aula
Para realizar una evaluación formativa de calidad es muy importante tener en cuenta varios aspectos desde el primer día de curso hasta el último:
1. Conocer al alumnado: Ello implicará realizar un análisis de las características de la clase. También requerirá una evaluación inicial sobre el contenido concreto de cada nuevo tema.
2. Compartir metas: Esta forma de evaluar incluye una fase informativa y comprensiva en la que se comparten con el alumnado los objetivos y criterios de evaluación. Se definen así los aprendizajes que se buscan, aquellos con los que se desarrollarán competencias.
3. Planificar de manera diferenciada: Para lograr resultados es importante ofrecer al alumnado cierto grado de elección en la fase formativa mediante distintas tareas para aumentar su participación y motivación.
4. Retroalimentar: Ofrecer, a modo de feedback constructivo, comentarios de sus trabajos para ayudarles en su proceso. También ellos darán sus opiniones sobre el profesorado o sobre sus compañeros (coevaluación).
¿Te animas a probar esta forma de calificar en tus clases?
Por Marta Seror
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