Cómo medir un terremoto con un reloj
Publicado el 7 de Marzo de 2019 | Biología y Geología

Existen tres datos que siempre se mencionan cuando se produce un terremoto: cuándo se ha producido, dónde, y qué grado tiene en la escala de Richter. Este último dato es especialmente importante ya que terremotos con valores bajos en la escala son directamente imperceptibles para los habitantes, mientras que los más altos pueden destruir regiones enteras.
La escala de Richter aparece en la historia en 1935, y fue creada por Charles Francis Richter en colaboración con Beno Gutenberg (ambos del Instituto de Tecnología de California). Esta escala se hizo para cuantificar la energía generada por un terremoto, pudiendo así saber su fuerza y por lo tanto su peligrosidad. La fórmula de esta escala da valores que llegan hasta el número 12, pero tiene una característica importante: la escala es logarítmica, lo cual significa que por cada unidad que se sube en la escala la potencia del seísmo aumenta diez veces. Por ejemplo, un terremoto de escala 4 no es el doble de potente que uno de escala 2, sino que es cien veces más potente. Para que nos hagamos una idea de las diferencias entre los distintos valores, los terremotos por debajo de 4 en la escala de Richter normalmente no se perciben, hasta el 6 los daños suelen ser menores (salvo en edificios antiguos si el terremoto es cercano al 6), y por encima de este valor los daños empiezan a ser serios
Aunque el terremoto más potente registrado fue uno de 9.5 en la escala de Richter que se produjo en Chile en 1960, uno de los más famosos de la historia reciente fue el que se produjo en Tohoku (Japon) en el 2011. Este terremoto y el tsumani que produjo destruyeron gran parte del noreste japonés y dañaron la central atómica de Fukishima. Fue un terremoto de magnitud 9.0 en la escala de Richter. Algo curioso de este evento es que se produjo al mismo tiempo que en Japón se estaba realizando un congreso internacional de sismólogos, y está documentado como los sismólogos, al notar el temblor, lo primero que hicieron fue mirar sus relojes y empezar a contar los segundos, ¿por qué? Pues resulta que la magnitud de un terremoto es directamente proporcional a su duración, así que se puede medir aproximadamente la potencia de un seísmo en la escala de Richter directamente contando cuánto dura: unos quince segundos de duración significa que el terremoto ronda el 7 en la escala, mientras que treinta segundos son aproximadamente 7.5. Un terremoto de un minuto llega casi al 8, cuando dura dos minutos se supera el 8, tres minutos es cercano a magnitud 9 y cuando un terremoto llega a los cuatro minutos de duración entonces es porque tiene una magnitud de 9.0 en la escala de Richter.
Y gracias a este sencillo método es posible medir aproximadamente la intensidad de un terremoto mientras este se produce, lo cual puede ser de mucha utilidad en el caso de estar justo en el lugar donde está ocurriendo uno.
Por Pablo Barrecheguren
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