Adolescencia, el Emperador ya está aquí, ¿ahora qué?
Publicado el 19 de Junio de 2025 | Sanidad

¿No tenéis la sensación de que estamos convirtiendo la ansiedad en nuestra compañera de viaje casi desde que nacemos? Pasar por el canal del parto para ver la luz y arrancar a respirar tiene que ser un desencadenante sí o sí, yo solo de pensarlo ya estoy hiperventilando. Pero ahora resulta que según un estudio científico la “culpa” de tener ansiedad la tienen las madres (¿cómo todo lo que malo que les pasa a nuestros hijos?). Pues resulta que el estrés materno (ya no nos podemos ni estresar a gusto) e incluso la calidad del cuidado en los primeros años de vida, pueden hacer que el cerebro del bebé se vaya moldeando para convertirse en un manojo de nervios andante. No sé si estas investigaciones son precisas o no, pero lo que sí es cierto es que los problemas de salud mental aparecen cada vez en edades más tempranas. Los cambios sociales y tecnológicos actuales, la cultura de la inmediatez, la baja tolerancia a la frustración, ayudan a que la ansiedad en los adolescentes sea un cóctel molotov de herencia, traumas infantiles y la presión de aparentar y ser los más guays en las redes. Y la cosa no se queda aquí. En este ciclo de la vida moderna, de sobreprotección a nuestros niños y que no les falte de nada, nace el “Síndrome del Emperador”, el nuevo y flamante gobernante del hogar, sin necesidad de elecciones ni golpes de estado, solo con rabietas y chantaje emocional.
Parece que, además de lidiar con las inseguridades propias de la edad y la presión de ser un influencer de éxito, nuestros jóvenes pueden acabar asumiendo el rol de "mini dictadores" si los padres no les ponemos límites. Básicamente, es como si tu hijo se creyera que nació con una corona invisible y un séquito de súbditos (tú, tu pareja, la mascota, ...). Y la culpa, amigos/as, no es solo del "emperador", sino de esa "crianza permisiva” de la sobreprotección, que transforma a nuestros retoños en seres intocables, y cuando él "no" se convierte en "quizás" y luego en "sí, mi señor", nos encontramos con desobediencia continua (¿reglas? ¿qué es eso?), manipulación emocional, tiranía, chantaje emocional, y una total falta de empatía (olvídate de que se preocupe por tu factura de la luz) y llegados a la adolescencia, la cosa se complica, convirtiendo al hogar en un campo de batalla donde el "emperador" usa el desprecio y la agresión como armas. ¡Pobre de ti si no le pones la pizza con piña! Y ojo, que, si no se trata a tiempo, este pequeño déspota puede convertirse en un adulto con serias dificultades para mantener relaciones sanas, a no ser que encuentres a alguien que disfrute siendo su lacayo personal.
Así que, si tu hijo te mira por encima del hombro, te da órdenes con una mirada y no muestra ni pizca de remordimiento, quizás es hora de que busques ayuda profesional. Porque, al final, la solución no es enviar al "emperador" a la isla desierta de las tentaciones, sino más bien una buena sesión de psicoterapia familiar. Es hora de que los padres recuperen el trono, establezcan límites claros y, de paso, aprendan a decir "no" sin sentir que están cometiendo un crimen. Igual, descubrimos que la ansiedad del principio se cura poniendo un poco de orden en la corte del "emperador", del hotel donde vive y que tú le pagas.
¿Estás listo para el contragolpe? pues ármate de fuerza pues entra en juego la frustración cuando el "emperador" choca con la realidad. Ahora resulta que no tolera ni que respiren a su lado. Y es que, cuando el mundo no gira a su antojo –porque claro, llevan años acostumbrados a que sí lo haga–, la cosa se pone fea. Esta dificultad para gestionar el "no" se relaciona con una falta de desarrollo de habilidades emocionales y de resolución de problemas. Podríamos decir que es la secuela directa de una vida sin suficientes "noes", donde el "emperador" se enfrenta a la cruda realidad de que no siempre se puede tener la pizza con piña.
Y ¿quién tiene la culpa en esta tragicomedia de la salud mental adolescente?, parece que los padres, como siempre. Nuestros hijos, al vivir en esta burbuja de "todo me lo dan" y con la presión de ser perfectos en un mundo digital, desarrollan una vulnerabilidad que los deja a merced de estos problemas, con una incidencia y prevalencia cada vez más altas y con graves consecuencias para todos. Difícil solución en esto de criar genios con coronas invisibles, sin las herramientas emocionales para lidiar con la vida real. ¡Y luego nos sorprendemos de que estemos a punto de extinguirnos!
Aplicación en el aula
1. Trabajar el bienestar emocional de la clase.
2. Hacer actividad para desmitificar la ansiedad: tras leer el texto hacer preguntas sobre el mismo referentes a la ansiedad y abrir debate.
3. Actividad para reconocer síntomas de un posible “emperador” en el aula, entre amigos o familiares o incluso ellos mismo: hacer lista de posibles manifestaciones como: manipulación, desprecio, falta de límites,...
4. Hacer un role playing sobre una situación de ansiedad y manifestaciones de “emperador” y cómo actuar.
5. Trabajar el tema de la frustración: Hacer debate sobre situaciones que les provocan frustración y buscar posibles soluciones.
6. Hacer ejercicios de relajación en el aula.
7. Busca en la web enlaces a videos sobre ansiedad y trastornos de salud mental en niños y adolescentes.
Al trabajar este texto en el aula, no solo transmitimos conocimientos, sino que brindamos herramientas para que los alumnos comprendan mejor sus propias emociones y las de los demás, fomentando así un entorno más saludable y empático.
Por Luisa Mostazo Rodriguez
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