Raíces y Alas: la clave de un modelo educativo de éxito
Publicado el 10 de Octubre de 2018 | Conocimiento

Singapur es un pequeño país de Asia un poco más grande en extensión que la ciudad de Madrid. Es una república joven con 53 años de historia en la que viven 5,5 millones de habitantes. A pesar de que cuenta con casi 200 km de línea de costa, no tiene recursos naturales… pero ha logrado destacar y colocarse por encima de todas las demás naciones a nivel educativo.
El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, o Informe PISA (por sus siglas en inglés), es un estudio de la OCDE (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que se realiza cada tres años y mide el rendimiento académico de los estudiantes de todo el mundo poniendo el foco en el sistema educativo. La próxima evaluación tendrá lugar en el segundo semestre de este año pero, hasta entonces, es Singapur la que encabeza todas las categorías de la última edición (2015): matemáticas, habilidad lectora y ciencias.
La Universidad Nacional de Singapur es una de las mejores del mundo. Su rector, el matemático Tan Eng Chye, la considera un gran foco de conocimiento y dirige la cúspide de ese modelo educativo de éxito. Según sus palabras, con las circunstancias que envuelven al país, era evidente que debían poner todos sus esfuerzos y recursos en el talento humano, empezando por la educación primaria y la secundaria.
El rector defiende el conocimiento y además es partidario de no descuidar las habilidades llamadas “blandas”: comunicación, empatía, creatividad, organización, y pensamiento crítico. En su universidad se imparte un programa bautizado 'Raíces y Alas' en el que las 'raíces' trabajan la personalidad y la capacidad de sobreponerse a las dificultades, y las 'alas' dan habilidades de comunicación para relacionarse con superiores, colegas o para trabajar en equipo.
Tan Eng Chye opina que la educación es fundamental y, más concretamente, que la primera clave de su éxito son los profesores: si se quiere tener un buen sistema educativo, se necesitan muy buenos profesores. La segunda, atreverse a innovar.
Por Marta Seror
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