Las consecuencias del saber
Publicado el 17 de Octubre de 2019 | Sanidad

Los avances tecnológicos no pueden con una mochila bien llena de libros. La entrada de los coles e institutos cada mañana se convierte en un reguero de “walking dead”, niños y adolescentes adormilados, sin hablar, con las miradas perdidas y con unos andares “tipo zombi” debido a las pesadas mochilas que llevan a sus espaldas que les obliga a modificar su marcha.
No hay manera de concienciar para prevenir los problemas de espalda que los estudiantes sufren cada comienzo de curso al portar en sus espaldas más de un 10-15 % de su peso.
Superar estas cifras supone una desviación de la columna y las consecuencias derivadas de ello como dolor, posibles lesiones de cadera, pies, espalda y una alteración de la postura al andar.
Un niño de 50 kg no debería llevar más de 5 o 7´5 kg de peso en su mochila y en la mayoría de los casos se supera.
Existen otros factores como el sedentarismo, la mala higiene postural a la hora de sentarnos a comer, estudiar, escribir, trabajar con el ordenador, usar el móvil que nos provocan dolor de espalda sin darnos cuenta y que podemos prevenir de manera sencilla, pero ahora nos centraremos en el exceso de peso en las mochilas escolares y qué hacer al respecto.
Lo primero es seleccionar la mochila adecuada que tiene que tener un respaldo acolchado con correas ajustables y anchas para los hombros y disponer de correas extras para fijar la mochila en la zona abdominal. Su tamaño no debe ser mayor que el tamaño de la espalda donde va a ser cargada.
La mochila debe ser colgada con ambos tirantes sobre la zona dorsal, nunca lumbar y colocando los objetos más pesados y voluminosos pegados al cuerpo.
A pesar de lo que se puede pensar, por ser más fácil desplazar que cargar, hay que evitar las mochilas con ruedas pues provocan un trabajo asimétrico del aparato locomotor, hipertrofiando el lado del cuerpo que tira de la mochila. En el caso de usar una mochila con ruedas se debe empujar en lugar de tirar de ella. Para empujar la mochila debe estar a la altura del niño para impedir que curve la espalda.
Debemos inculcar a nuestros alumnos, hijos o conocidos en edad escolar que la espalda debe ir recta, evitar inclinarse hacia delante y para ello llevar los hombros y cabeza hacia atrás con la mirada al frente.
Llevar en la mochila sólo el material necesario y si el peso es grande llevar parte del material en la mano.
Una buena solución por parte de los centros educativos es disponer de espacios seguros para que los alumnos puedan dejar sus libros sin necesidad de llevarlos a diario y trabajar en casa a través de dispositivos electrónicos con libros digitales.
Además de estas recomendaciones sobre cómo elegir mochila y cómo llevarla, no está de más fortalecer la musculatura de la espalda con ejercicio como la natación y el baloncesto.
Por Luisa Mostazo Rodriguez
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